El 18 de Octubre de 1914: Primera Acta de Fundación
18 de Octubre el cuadro de la Virgen Schoenstatt peregrina en el anfiteatro.
"Admirar la grandeza de Dios su amor, su conducciòn, agradecer, alabar
Para el P.Kentenich la actitud de fe práctica en la Divina Providencia
implicaba, por una parte, una actitud receptiva de búsqueda de la voluntad de
Dios. Pero, por otra parte, una actitud marcadamente “activa”, es decir, de
compromiso con el Dios que intervenía en el acontecer del mundo. Por eso invita
a los jóvenes no solamente a pedir a María que ella descienda espiritualmente a
la pequeña capilla de Schoenstatt, sino también los mueva a “atraerla” con
muestras de amor.
No simplemente lo grande ni lo más grande, sino precisamente lo más
excelso ha de ser objeto de nuestros intensificados esfuerzos.
Les explica su “secreta idea predilecta” con estas palabras:
San
Pedro, después de haber contemplado la gloria de Dios en el Tabor, exclamó
arrebatado: “¡Qué bien estamos aquí! ¡Hagamos aquí tres tiendas!”. Una y otra
vez vienen a mi mente estas palabras y me he preguntado muy a menudo: ¿Acaso no
sería posible que la capillita de nuestra Congregación al mismo tiempo llegue a
ser nuestro Tabor, dónde se manifieste la gloria de María? Sin duda alguna
podríamos realizar una acción apostólica más grande, ni dejar a nuestros
sucesores una herencia más preciosa que inducir a nuestra Señora y Soberana que
erija aquí su trono de manera especial, que reparta sus tesoros y obre milagros
de gracia. Sospecharán lo que pretendo: ¡quisiera convertir este lugar en un
lugar de peregrinación, en un lugar de gracias para nuestra casa y toda la
Provincia alemana y quizás más allá.
Todos
los que acudan acá para orar deben experimentar la gloria y María y confesar:
¡Qué bien estamos aquí! ¡Establezcamos aquí nuestra tienda! ¡Este es
nuestro rincón predilecto! Un Pensamiento audaz casi demasiado audaz para el
público, pero no demasiado audaz para ustedes.
Aflora así esta actitud providencialista activa tan propia del P.
Kentenich.
Se trata de la cooperación humana con la gracia. Por eso, la
invitación a María va respaldada por un serio esfuerzo por la santidad. El
título que coloca en los apuntes que tenemos de su prédica lo manifiesta:
“Aceleración
del desarrollo de nuestra propia santificación y, de esta manera,
transformación de nuestra capillita en un lugar de peregrinación”
Como señalamos, el P. Kentenich no se basa en un milagro. No se limita
a pedir. Él sabe que Dios espera y aprecia nuestra cooperación. Por eso, el
llamado a esforzarse seriamente por la santidad y ejercer “suave violencia” a
María.
Al
decir esto, mis queridos congregantes, siento que mis palabras encuentran eco.
¡Ya están ardiendo sus corazones! Ustedes han hecho suyo mi proyecto: lo pongo
tranquilamente en sus manos, lo mismo que su ejecución y no tengo reparo en
escribirlo en nuestra crónica. ¡Qué las generaciones venideras nos juzguen!
¿Alcanzaremos el fin que nos hemos propuesto? En cuanto depende de nosotros,
mis queridos congregantes, y esto no lo digo vacilando o dudando sino con plena
convicción todos nosotros haremos todo lo posible. Tal como para nuestro
segundo patrono, san Luis Gonzaga, una capilla de la santísima Virgen en
Florencia fue el origen de su santidad, así también esta capilla de nuestra
Congregación será para nosotros cuna de santidad. Y esta santidad hará suave
violencia a nuestra Madre celestial y la hará descender hasta nosotros.
Concluye su plática reafirmando este llamado, poniendo en labios de la
santísima Virgen las siguientes palabras:
Amo
a los que me aman. Pruébenme primero por hechos que realmente me aman y que
toman en serio su propósito. Ahora tienen para ello la mejor oportunidad.
Y
no crean que es algo extraordinario, si ustedes suben al máximo, más allá que
las generaciones pasadas, las exigencias que se ponen a sí mismos dado el
tiempo tan serio y tan grande como el que vivimos actualmente.
Según
el plan de la Divina Providencia, la guerra mundial, con sus poderosos
impulsos, debe ser un medio extraordinariamente provechoso para ustedes en la
obra de su propia santificación.
Es
esta santificación la que exijo de ustedes. Ella es la coraza que tienen para
ponerse, la espada con que deben luchar para la consecución de sus deseos.
Tráiganme
con frecuencia contribuciones al capital de gracias. Adquieran por medio del
fiel y fidelísimo cumplimiento del deber y por una intensa vida de oración,
muchos méritos y pónganlos a mi disposición.
El 18 de Octubre de 1914 marca el nacimiento de Schoenstatt, quedando
establecido para siempre que lo constituvo, el
corazón de Schoenstatt, es esta alianza de amor sellada con María en el santuario.
Del acontecimiento del 18 de octubre nace la Familia de Schoenstatt: una
comunidad que se une en el Fundador, en María y en el santuario, los tres
“contactos vitales” de Schoenstatt. Una Familia que guarda su cohesión y unidad
gracias a estos tres vínculos que constituyen la base de una profunda
solidaridad de destinos y la fuente de energía o el secreto de su fecundidad
apostólica.
Madre, inscríbenos en tu corazón
Y llévanos contigo hacia el cielo.
La Alianza, que sellamos en una hora de gracias,
La renovamos ahora en fidelidad.
(HP, 384)
Del libro
La
Alianza de Amor
Con
María
P. Rafael Fernández de A.
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