Secretariado P. J. Kentenich Santuario de San Isidro

Blog con contenidos de la Vida y Obra del Padre J. Kentenich

sábado, 15 de diciembre de 2018

CARTA PADRE JOSE KENTENICH - 13 DE DICIEMBRE 1965 A SU FAMILIA DE SCHOENSTATT




Carta de nuestro Padre y Fundador, José Kentenich, a su Familia de Schoenstatt



                                                                                          Roma, 13 de diciembre de 1965


Querida Familia de Schoenstatt:
                                                           La próxima fiesta de Navidad nos impulsa más que nunca a volver la mirada hacia los años pasados. El corazón, el entendimiento, la memoria y la fantasía se concentran en la fiesta de Navidad  de 1941 y los sucesos que la rodean. Los puntos de comparación entre los hechos de aquel entonces y los de hoy son muchos e importantes.
            En el centro se halla el “milagro de la Nochebuena” y la “visión de la Candelaria”. La Familia está hondamente compenetrada del significado de ambos acontecimientos, por lo que, es superfluo hacer consideraciones al respecto.
            El milagro de la Nochebuena es para nosotros una intervención singular de lo divino en nuestra Familia, y una irrupción en el interior de cada uno, como también una manifestación de Dios en cada personalidad y en la comunidad. Como comprobación exterior y visible de esta compenetración divina y de la elevación del individuo y de la comunidad, esperábamos la caída de las cadenas exteriores que pesaban sobre la Obra y sobre sus instrumentos. Tanto lo uno como lo otro se hizo realidad plena, durante y después de la primera prisión.
            La segunda prisión, desde 1951 a 1965, hizo que en nosotros se albergaran las mismas grandes esperanzas y el mismo anhelo. El 22 de octubre de 1965, mirando retrospectivamente los catorce años transcurridos, pudimos cantar con más razón que en 1945 nuestro “Cántico de gratitud”. Pudimos constatar que no sólo habían caído las pesadas cadenas exteriores sino también las cadenas interiores, y en tal medida, que la Familia aún no tomó conciencia de cuán grande es el espíritu de la propia libertad a fin de estar disponible para Dios, su voluntad y sus deseos.
            Aún hoy no comprendemos totalmente cómo se ha realizado la nueva imagen del Padre, del hijo(a) y de la comunidad. Es una realidad que, esperamos, llegue a ser un regalo perenne para todas las generaciones de nuestra Familia. Esto no significa que hasta el momento no hayamos poseído una idea clara de esta triple imagen. Además sabemos que los rasgos particulares, año tras año, se grabaron y se acentuaron más en cada individuo y en la comunidad. Asimismo, sabemos que esta triple imagen será, hasta el fin de nuestra vida, capaz de desarrollarse y transformarse, hasta que en la visión beatífica (en el Cielo) adquiera su forma definitiva. Pero no debemos dejar de ver cuán profundamente se hizo realidad esta transformación al término de la segunda prisión.
            Esto es válido, en primer lugar, para la imagen del Padre. Dios fue siempre, para nosotros, el Padre del amor. Lo demuestra la marcada acentuación de la ley fundamental del mundo que ha determinado y compenetrado desde un principio el espíritu de nuestra Familia. Sabemos, no sólo teórica sino también prácticamente, que la razón del obrar divino es, en último término, el amor. Todo lo que de Él emana proviene del amor, actúa por medio del amor y para el amor. Siempre consideramos que nuestra misión especial es hacer de esta ley divina, de esta ley fundamental del mundo, la ley de nuestra vida y educación. Sabíamos también que en ese amor de Dios teníamos que incluir como característica fundamental, su misericordia. Pero lo que resulta nuevo para nosotros es la grandeza extraordinaria de ese amor divino y misericordioso.
            Hasta ahora nos guió más la creencia en el amor justo de Dios, es decir, en cierto modo pensábamos que merecíamos ese amor a causa de nuestras buenas obras y sacrificios de toda índole. Seguiremos manteniendo esa confiada  convicción y nos esforzaremos por alegrar al Padre celestial de esta forma; pero, tratándose de la valorización de nuestras obras, tenderemos a no conceder tanta importancia a nuestra cooperación personal.
            Lo más importante para nosotros es Dios: el Padre y su amor misericordioso. Como venimos enseñando desde el comienzo de la historia de nuestra Familia, Dios no nos ama porque  nosotros seamos buenos y nos hayamos portado bien, sino precisamente porque es nuestro Padre. Porque su amor misericordioso fluye con más riqueza hacia nosotros cuando aceptamos con alegría nuestros límites, nuestras debilidades y miserias, porque las consideramos como razón esencial para que su corazón se abra y nos compenetre su amor.
            Por eso, en lo sucesivo, y más que nunca, reconoceremos tener ante Dios dos derechos: su infinita misericordia y nuestra miseria insondable. Con agrado unimos las manos y rezamos: “Querida Madre y Reina tres veces Admirable de Schoenstatt, vela para que nos experimentemos hijos del Rey, hijos miserables y dignos de misericordia, y de este modo vivamos convencidos de que somos predilectos del amor paternal e infinitamente misericordioso de Dios Padre”.
            Con esto hemos descrito, a nuestro modo, la imagen paternal de Dios que tuvo Santa Teresita del Niño Jesús (de Lisieux) y la hemos elegido como ideal. Tal como ella quisiéramos ser, en adelante, no tanto una ofrenda de la justicia, sino una ofrenda de la misericordia. Es decir, que no nos apoyaremos tanto en lo bueno que hayamos hecho, ni en el derecho a una merecida recompensa, sino que confiaremos en todas las circunstancias en la infinita misericordia del Padre Dios y también en nuestra propia miseria, en tanto la aceptemos alegres y seamos conscientes de que así- y de un modo especial- atraeremos la misericordia de Dios sobre nosotros, sobre nuestra Familia, sobre la Iglesia y el mundo entero. “La Santificación de la Vida Diaria” lo expresa diciendo que la debilidad conocida y reconocida del hijo se convierte en la omnipotencia del hijo y la impotencia del Padre.
            Con esto queda caracterizada, simultáneamente, la nueva imagen del hijo: es la que pudimos vivir, experimentar, en los últimos catorce años y que queremos legar a las generaciones venideras.

            Nuestra imagen de la comunidad manifiesta rasgos supratemporales enmarcados en el contenido integral de nuestra Alianza de Amor. Desde un principio supimos que al hacer la Alianza de Amor con nuestra querida MTA deberíamos considerarla como expresión, protección, seguro y medio para llegar a la Alianza de Amor con la Santísima Trinidad y también entre nosotros. Año tras año experimentamos profundamente los estrechos vínculos que han surgido por todas esas Alianzas. Y como normalmente el grado de alianza entre nosotros estuvo determinado por el grado de alianza con el mundo sobrenatural, nos resulta fácil constatar que al finalizar la segunda prisión, la mutua fusión de corazones entre el Padre, la Madre y los hijos y de los hijos entre sí, adquirió una profundidad misteriosa y fecunda que sólo puede comprenderse hasta cierto punto, a la luz de la fe y sobre la base de la realidad de la intervención divina.
            Hoy, para nosotros, es algo lógico saber que todos formamos una inefable comunidad de destinos, de misión y de corazones, como resulta difícil hallar en otra parte. Todos han llevado la misma cruz, la cruz que desde la eternidad estaba pensada para el Padre de la Familia y que, a su debido tiempo, fue colocada sobre sus hombros. Y el peso de la cruz disminuyó porque nadie tuvo que llevarla solo. De esta forma vivimos en una comunión espiritual  con, en y por los demás, que nos hace comprender cuál es la imagen del hombre nuevo en la comunidad nueva. Al mismo tiempo, presentimos que nos acercamos a un ideal al que aspira la Iglesia del mañana, impulsada interiormente y –con derecho-a que se le pueda aplicar el elogio: “Mirad como se aman”.

            Si miramos a vuelo de pájaro los años pasados, y vemos el resultado de las disposiciones y conducciones divinas, naturalmente se despertarán y profundizarán en nosotros dos actitudes fundamentales: en primer término, la actitud de una inmensa y profunda gratitud. Agradecidos quisiéramos tomar las manos de nuestra querida Madre y Reina tres veces Admirable de Schoenstatt como expresión visible de las manos de la Santísima Trinidad. También queremos agradecernos mutuamente por la fidelidad con la que llevamos la cruz comunitaria, prometiéndonos permanecer fieles en el amor.
            Todos los regalos que recibí al cumplir ochenta años, regalos de todas las ramas y miembros de la Familia –que agradezco de todo corazón- los considero como un símbolo de la entrega indisoluble de sus corazones a mi persona, como exponente de la Familia y transparente de la Santísima Trinidad. Yo sé que así lo consideraron ustedes. Sé también que fueron símbolo de su propio corazón. El ofrecimiento y la aceptación expresa, por eso, una mutua fusión de corazones en un grado poco común dentro de la historia de la salvación.
            Evidentemente, la sabiduría paternal de Dios y la preocupación maternal de María exigen la vivencia de esta nueva comunidad como ejemplo de la nueva convivencia de la Iglesia, vivencia que los Padres conciliares desean tan fervientemente para la Iglesia en la nueva ribera y a la cual todos quisieran llegar.
            Resumiendo, vemos que el corazón y el alma no se cansan de repetir la oración de agradecimiento:

“Gracias por todo, Madre,
todo te lo agradezco de corazón,
y quiero atarme a Ti
con un amor entrañable.
¡Qué hubiese sido de nosotros
sin Ti, sin tu cuidado maternal!    

Gracias por que nos salvaste
en grandes necesidades;
gracias porque con amor fiel                          
nos encadenaste a Ti.
Quiero ofrecerte eterna gratitud
Y consagrarme a Ti con indiviso amor.”     (Hacia el Padre, Pág. 178)

            Tal como lo hacíamos antes en situaciones similares, tampoco ahora olvidamos el axioma: dones son tareas. Lo que heredamos de nuestros padres queremos conquistarlo para poseerlo, y transmitirlo a las generaciones futuras como un bien sagrado de la tradición.
            Resumiendo: este año el milagro de la Nochebuena se hizo realidad en un grado nunca alcanzado hasta ahora. Esto garantiza que año tras año será más perfecto, hasta que la Familia viva su prolongación en la Eternidad. Será algo inefablemente profundo y hermosos cuando podamos saborear y gozar eternamente en  nuestro “Schoenstatt celestial”, la nueva imagen del hijo, del Padre y de la comunidad. Cuando se hayan hecho realidad las palabras de San Agustín; “Videbimus et amabimus in fine sine fine(“al final, amaremos y contemplaremos sin fin”)  

            En torno a la fiesta de Navidad de 1941 se halla de un modo eminente la visión de la Candelaria (Fiesta del 2 de febrero: La presentación del Señor al Templo e iluminación de Simeón. Lc. 2, 25-35). Sabemos cómo interpretarla y cómo lo hicimos en aquel entonces y sabemos también cuál fue la forma que adoptó al final de la primera prisión.    Desde entonces aspiramos a la visión de la Candelaria para el Santo Padre, el Papa; es decir, para que él tenga una visión más profunda de la originalidad y espiritualidad de Schoenstatt.
            En el futuro, los historiadores deberían examinar y exponer lo que en ese sentido se ha hecho y sacrificado en el transcurso de los catorce años pasados. Las generaciones venideras se asombrarán ante la inquebrantable constancia con que la Familia supo afirmar este misterio y realizarlo.
            Al final de la segunda prisión, podemos constatar con gran alegría que le fue regalada al Santo Padre –y no en un grado mínimo- esta visión de la Candelaria tan ardientemente anhelada. Sólo así se explica que todos los decretos hayan sido anulados y, más aún, sólo así se entiende el modo en que se realizaron los hechos, es, una vez más, un fruto precioso de los ricos acontecimientos del pasado.
            Y sería útil que tanto los miembros como las ramas de la Familia trabajaran intensamente para que los obispos y cardenales de todos los continentes comprendieran dicho misterio.
            Quien piense todo esto, en la fiesta de Navidad caerá de rodillas y confesará con alegría: “¡Que hubiese sido de nosotros sin Ti!”, es decir, sin la conducción sobrenatural, incluidos los duros golpes de destino que la sabiduría divina y maternal previeron para la Familia.

            El círculo dirigente reunido aquí en Roma, vive de las grandes realidades señaladas en esta carta. Día tras día, trata de penetrar más profundamente en las conexiones internas para entender mejor los planes divinos. Cuanto más plenamente se siente la luz divina, tanto más se acentúa la necesidad de fijar –en adelante- un día al mes para recordar el gran acontecimiento que estamos viviendo*, para postgustarlo en forma renovada. Por lo tanto, se trata de un día de recuerdo y renovación, además del 18 y del 20 de cada mes, que lleve a toda la Familia hacia el mundo sobrenatural y hacia los hitos.

            Al enviar a cada miembro y a cada rama de la Familia, cordiales saludos para Navidad y Año nuevo, anhelo con ello la bendición de Dios sobre todos nosotros, en el sentido de los años pasados y sobre nuestra misión para el futuro.
           
            Con un saludo cordial y mi bendición sacerdotal,
                                                                                                                 José Kentenich.

*  El 22 de cada mes, se recuerda como “día de gratitud”,   así como el 31, “día de la misión”.


miércoles, 21 de noviembre de 2018

Celebración de los 50 años del fallecimiento del Padre Jose Kentenich



En Schoenstatt - Vallendar  -  Alemania

Padre José Kentenich

16 de noviembre de 1885

15 de septiembre de 1968

El Padre Kentenich podría decirnos como San Pablo:
" Ustedes son nuestra carta de recomendación, escrita en sus corazones, conocida y leída por todos los hombres. Evidentemente son una carta de Cristo, redactada por ministerio nuestro, escrita no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo..." (2 Co 3,2-3).



jueves, 15 de noviembre de 2018

CENTRO INTERNACIONAL DE SCHOENSTATT - WAUKESHA, WISCONSIN USA

Tierra Sagrada...

.........El 11 de octubre de 1963, estas colinas ondulantes de la cordillera glaciar "Kettle Moraine" de Wisconsin, se convirtió en la propiedad de las Hermanas de María de Schoenstatt.
Un Santuario de Schoenstatt fue construido aquí, y un centro de educación para y en el espíritu del Movimiento de Schoenstatt.
El 11 de Octubre de 1964, siete días antes de a consagración del Santuario, el Padre Kentenich, fundador de Schoenstatt, dijo a los feligreses de su parroquia alemana...

...Le estamos pidiendo a la Madre de Dios que tome posesión de este lugar tal como ella tomó posesión de Schoenstatt, Alemania, en 1914...no sólo para América del Norte, so solo para nosotros los alemanes, sino para todo el continente, América del Norte y del Sur... para así educar desde aquí hombres y mujeres que sean capaces.... de ayudar a la Iglesia a llegar a las nuevas playas........
(ibid, pag 36)


Más tarde las Hermanas desarrollarían su centro provincial en este lugar, y los Padre de Schoenstatt obtendrían propiedad adyacente para establecer su casa central. La casa de hacienda original se ha convertido en un tesoro histórico conmemorando el desarrollo inicial de la propiedad y las visitas del Padre José Kentenich, fundador de Schoenstatt, en los años 1963-1965.

"Ella ha venido a educar a hombres y mujeres, a educar apóstoles, en su servicio, quienes tienen la gran misión de imprimir los rasgos de Cristo sobre el mundo de hoy y el mundo turbulento de 
mañana"

Aunque existían otros Santuarios de Schoenstatt en Milwaukee, ninguno de ellos pertenecía al Movimiento de Schoenstatt.
Desde 1960, se realizó esfuerzos en el área de Milwaukee para explorar las posibilidades de obtener nuestro propio terreno. Después de mucha búsqueda, oraciones y sacrificios de todas las ramas, se descubrió la propiedad.


El 23 de Agosto de 1963, un pequeño grupo de personas vino a investigar, entre ellos, el Padre Kentenich. Él escuchó atentamente la opinión de un buen amigo, corredor de bienes raíces, el Sr. Horning, mientras caminaban dejando atrás los edificios existentes en la hacienda hacia el campo abierto.En el lugar que muestra la foto el Padre Kentenich estuvo de acuerdo con que la propiedad debería comprarse.  Una medalla de la Virgen fue bendecida y enterrada. Se rezó y el fundador dio su bendición a la propiedad. Un testigo luego afirmó: " Nuestra alegría no tenía límites"

















domingo, 21 de octubre de 2018

Los años de Milwaukee Padre José Kentenich


Años del Padre José Kentenich en Milwaukee


El Padre Kentenich contaba con 66 años de edad, cuando el Santo Oficio decretó su exilio. El lugar del destierro Milwaukee, junto al lago Michigan, es la mayor ciudad del Estado de Wisconsin en los Estados Unidos. En el transcurso del siglo xix se habían establecido allí numerosos inmigrantes de lengua alemana, y entre ellos no pocos católicos. Los primeros obispos y arzobispos  de la diócesis de Milwaukee, que se erigió en 1843, al separarse el obispado de Detroit , procedían todos de inmigrantes alemanes. J.M.Henni, Michael Heiss, Franz X. Katzer y Sebastian G. Messmer.
En el año 1921 comenzaron los palotinos alemanes la cura de almas en la Parroquia Santa Cruz y se hicieron con el convento próximo de los padres capuchinos. Después de la segunda guerra mundial, una parte de las fundaciones de los palotinos en los Estados Unidos se agrupó para formar la provincia de la Madre de Dios y se escogió Milwaukee para sede de la curia provincial. El primer provincial fue el Padre Otto Bonki, que había sido alumno del Padre Kentenich en la época de los comienzos de Schoenstatt. 
Cuando el Padre Kentenich llegó a Milwaukee , era provincial el Padre Haas, de Limburgo de Lahn.
¿ Qué pensaba el Padre Kentenich de su situación, de su separación de la Obra y de su destierro? Podemos saberlo por las cartas que escribió inmediatamente de su  despedida de Schonstatt, unas en Suiza y otras en Roma.
"¿Será ya tiempo de escribir unas palabras a la peña de amigos?" , dice una carta  del 18 de noviembre de 1951, escrita desde el convento de Sión (Suiza) al circulo de sus colaboradores más íntimos de Schonstatt. "Es casi superfluo Dios habla claramente através de las circunstancias. La Santísima Virgen nos ayudará a soportar el tiempo de la prueba y a comprenderla. Si veo bien la cosa, la Iglesia quiere probar nuestra obediencia para reconocer si la Obra  y su representante están bajo el signo de Dios. No debemos olvidar que nos hemos hecho muy fuertes y que se teme - con razón  o sin razón , dejemóslo aparte - que "constituimos un cisma latente", cuya cabeza debe ser sometida a pruebas especiales. Si las raíces centrales de un árbol se hunden más en la tierra gracias a la tempestad, y el árbol se capacita así para resistir tormentas y huracanes más violentos , otro tanto tiene que ocurrirnos a nosotros. 
Con el crisol de la prueba comienza una nueva etapa en la historia de la Familia. Pronto nos encontraremos otra vez en un nivel superior, armados con nuevas armas para las batallas que le van a presentar a la Iglesia.  Demostraremos ahora nuestra fidelidad a ella, aceptando y soportando todas las pruebas que luego, - así hemos de esperarlo - seremos encontrados dignos de prestarle mayores servicios. Si vivís el espíritu del 20 de enero de (1942) , las circunstancias no os extraviarán ni os sacudirán. Al contrario os alegraréis de que los planes de la omnipotencia , del amor y de la sabiduría de Dios, se realicen tan palpablemente en nosotros. En todo esto tenéis que ver una señal de la autenticidad de nuestra misión. Aun cuando andemos en tinieblas , estamos siempre en las manos del Padre, que nos guardan y nos dirigen, hasta que nos inunden  nuevo las claridades del día. Nuestra Alianza de Amor con la Madre  tres veces Admirable es la mejor  garantía de ello, siempre que nos mantengamos fieles a ella".
Respecto a las medidas de la Iglesia , en las que el Padre Kentenich veía las de la Providencia Divina, dice un poco más abajo en el mismo contexto: " Los tiempos son graves. Si suponemos que la Madre tres veces Admirable quiere realizar mediante nosotros su misión para esta época de una manera especial, nos toca tomas en serio las cosas. El que tiene una misión extraordinaria , tiene también que someterse a pruebas extraordinarias. El mundo y la Iglesia tienen derecho a exigirlas y a imponerlas. Los medios de que para ello se sirven no deben escandalizarnos aunque sean la deshonra , la injusticia y el ostracismo. Ellos necesitan la comprobación de la autenticidad y divinidad de la misión".
Como se ve no asoma el menor disgusto, el menor desengaño, y la menor amargura. El enfoque del Padre Kentenich es sobrenatural, una contemplación desde la fe y la esperanza en Dios. Su sabia serenidad y su calma interior, que llamaban la atención de cuantos se encontraban con él en el destierro, fueron tales que tampoco experimentó quebranto alguno su salud corporal . " "Personalmente me va bien" escribía a principios de enero de 1952 , a un antiguo colaborador en Roma. "Usted mismo sabe que la fe en la Providencia es el mejor remedio contra todos los achaques , y resulta doblemente eficaz, cuando el plan divino se destaca tan claramente sobre el trasfondo oscuro y cuando se trata de cosas tan grandes para el futuro de la Iglesia. Jamás contemplamos a Schonstatt separada de la Iglesia . También el sufrimiento, que muchos padecen ahora mismo por la Iglesia, tiene un profundo sentido en este contexto. Así se ven más cerca algunos acontecimientos del pasado de la Iglesia. Se aprende a ver con más fe lo divino tras lo humano y se comprende mejor todo lo que implica la audacia de la fe".....


Del libro:
José Kentenich
Una vida para el Iglesia
P. Engelbert Monnerjahn


































miércoles, 17 de octubre de 2018

domingo, 19 de agosto de 2018

LA ALIANZA FILIAL CON EL PADRE JOSE KENTENICH


CONCEPTO Y DIMENSIÓN DE LA ALIANZA FILIAL









La Alianza Filial en un vínculo filial con el Padre Fundador que involucra la entrega del corazón a su persona, el compromiso con su Familia y Obra.
Esta actitud filial nos educa para el testimonio de la paternidad-maternidad que él supo vivir, proclamar y generar, en la Familia, la Iglesia y el mundo.
En esta descripción, podemos percibirla fuente de la Alianza Filial lo que está en el fundamento y las vertientes, sus manifestaciones.
La fuente : es el vínculo con el Padre Fundador . Como todo vínculo, también éste presupone una relación afectiva , perdurable y capaz de "morder", de transformar la vida. No se trata de la formalización  de un compromiso , o de un acto: es la expresión sensible de una relaciónmás personal y actuante.
Lo más propio de este vínculo es su carácter filial: experimentarlo al Padre Fundador como padre y saberse hijo. Involucra, por tanto, una relación de cariño, de confianza y de responsabilidad por su misión.
De la fuente surgen las vertientes , es decir, sus manifestaciones:
La entrega filial del corazón al Padre Fundador, con la petición de él nos eduque según el corazón de Cristo y de María.
Nadie puede vincularse al Fundador sin amar a los hijos del mismo padre.
En Schoenstatt lo llamamos "solidaridad de destinos". Además , comprometerse con el Padre es asumir su Obra, llevar adelante su "nombre", portar su bandera y mirar el mismo fin: la misión de Schoenstatt.
El carisma de la paternidad-maternidad no fue un aspecto tangencial en su vida. Quizá ha sido una de las definiciones plenas de su misión, aquella que él explicó en Milwaukee: " me ha llamado a ser padre de muchos".
Hay tantos que andan por la vida como huérfanos, que buscan a tientas a Dios porque anhelan descubrirlo como padre.
La Alianza filial tiene, por tanto, una estructura bilateral. El destinatario inmediato es el Padre Fundador. Con él se sella esta Alianza. El destinatario último es Dios Padre : de Él proviene toda paternidad en el cielo y en la tierra, y hacia él se orienta la filialidad del hijo. Esto hace de la Alianza filial algo hondamente religioso.
El contrayente humano - el schoenstattiano - puede sellar esta alianza individualmente, en grupo o como matrimonio. También han sellado la Alianza Filial algunas Familias diocesanas e incluso nacionales.
El camino a recorrer para ir descubriendo la persona y el rostro del Fundador transita por los senderos de personas y de símbolos. Una foto, un relato, un escrito, un "lugar de encuentro" , puede detonar la cercanía del Fundador.
Pero ante todo, son las personas las mediadoras - casi siempre camino, expresión y seguro - para el encuentro con el Fundador. Quienes  anterioridad lo "descubrieron" , llegaron a amarlo y conformaron su vida según su ejemplo, serán para otros imágenes vivas de su paternidad y amor. Muchos de ellos nos lo han mostrado con una fuerza mayor y lo hacen presente en su actual existencia junto a Dios en el cielo.
Como toda Alianza, también la Alianza filial brinda frutos :

  • Crece en nosotros la filialidad y, por tanto, también, una mayor conciencia de pertenencia. Esta realidad nos regala sentimiento de hogar, de compañía y de cobijamiento que impulsa a la entrega heroica y madura en un amor capaz de abrazar la cruz.
  • Nos regala seguridad y amparo . No estamos desprotegidos frente a las amenazas y desafíos del mundo en que vivimos.
  • Aviva el compromiso con la Familia del Padre: amamos mejora los hermanos y - como hijos del Profeta - nos sentimos responsables de su Obra y Carisma.
  • Se despierta en nosotros el deseo de encarnar la paternidad -maternidad , le hallamos sentido a la expresión  - tan nuestra - de ser hijos ante el Padre y servidores de los hombres.
  • Redimensionamos el sentido de la vida: ante un mundo carenciado de padres y madres - por tanto, generador de huérfanos - la Alianza filial como experiencia y urgencia, nos regala un nido y nos hace nido para otros.


Del Libro La  Alianza Filial con el Padre Kentenich
P. Guillermo Carmona.
















domingo, 15 de julio de 2018

Nueva imagen de padre y de hijo como fruto de los años de Milwaukee

....Esta inminente Navidad nos invita más que nunca a echar una mirada retrospectiva sobre los años pasados. El corazón, el entendimiento, la memoria y la fantasía se detienen con gusto en la Navidad de 1941 y su entorno. Hay muchos e importantes puntos de comparación aquel momento y hoy.
En el centro está el milagro de Nochebuena y la visión de la Candelaria. El significado de ambos acontecimientos se ha grabado hondamente en la Familia, de modo que resulta innecesario entrar en detalles.
El milagro de  Nochebuena fue para nosotros una poderosa irrupción de lo divino en nuestra Familia. Irrupción que caló en nuestra alma, proyectándose a toda la persona y la comunidad. Como prueba visible de que dicho milagro había impresionado y elevado al individuo y a la comunidad, esperábamos que se rompieran las cadenas materiales que ataban a la Obra, al arquitecto y a los albañiles. Y se cumplió plenamente esa esperanza durante y después del primer cautiverio.
En el segundo cautiverio, de 1951 a 1965, alentaba la misma gran esperanza y anhelo. El 22 de octubre de 1965 echemos una mirada retrospectiva sobre los catorce años transcurridos y entonamos nuestro canto de gratitud con mayor fervor aún en 1945. Porque constatamos que no sólo se habían roto las cadenas exteriores, sino también interiores. Y ambas cosas en una medida tal que la Familia aún no ha tomado plena conciencia de cuánto ha aumentado el espíritu de libertad en nosotros; libertad  de nosotros mismos y libertad para Dios, para los deseos y la voluntad de Dios.
Hoy, todavía no comprendemos esa imagen del todo la novedad de esa imagen de hijo, de padre y de comunidad que se ha hecho realidad en nosotros, y que será un regalo perpetuo para todas la generaciones de nuestra Familia.
No pasemos por alto la profundidad que ha alcanzado esa transformación hacia el final del segundo cautiverio. Transformación ante todo de la imagen de padre. Para nosotros Dios fue siempre  un padre amoroso. Y ese amor de Dios es lo que destaca fuertemente la "ley fundamental del mundo" que ha determinado e impregnado desde el principio el espíritu de la Familia.
Sabemos no sólo en teoría sino en la práctica que la razón de razones de toda acción de Dioses, por último , el amor..
Todo lo que proviene de Dios acontece por amor, mediante el amor y para el amor. Siempre consideramos como nuestra misión especial hacer de esa divina ley fundamental del mundo nuestra ley fundamental de la vida y de la educación. Sabíamos también que su amor tenía la nota característica de ser misericordioso. Pero lo que es nuevo para nosotros es la extraordinaria magnitud de ese amor misericordioso de Dios.
En efecto , como lo enseñamos  desde los albores de la historia de nuestra Familia: por último Dios no nos ama porque seamos buenos y nos portemos bien, sino porque él es precisamente nuestro Padre. Él derrama sobre nosotros su amor misericordioso con la mayor abundancia cuando aceptamos con alegría nuestras limitaciones, debilidades y miserias, cuando tomamos conciencia de que éstas nos otorgan el mejor derecho a que se abra Su divino corazón y fluya hacia nosotros el torrente de su amor.
En lo futuro frente a Dios haremos valer, más que nunca dos realidades que nos otorgan ; su infinita misericordia y nuestra insondable miseria.
Con gusto unimos nuestras manos y rezamos:

Querida Madre y Reina tres veces Admirable de Schoenstatt :
 Haz que nos experimentemos como hijos de rey débiles y dignos de misericordia, y de ese 
modo caminemos por la vida sabiéndonos destinatarios predilectos del infinito amor paternal de Dios.

En "La santidad de la vida diaria" se dice en este sentido: "La debilidad reconocida y aceptada del hijo significa la omnipotencia del hijo y la impotencia del Padre".
De este modo hemos caracterizado la nueva imagen de hijo que vivimos y experimentamos  en los pasados catorce años y que queremos legar a las generaciones que vendrán.

De J .Kentenich, "Carta de Navidad a la Familia de Schoenstatt.
Roma, 13.12.1965.

Del libro : Unidos al Padre
Mons. Peter Wolf.  













martes, 15 de mayo de 2018

UN NUEVO ACTO DE ENVIO

La plática del 31 de Mayo de 1949

Cuando se trató de dilucidar el contenido de la Misión del 31 de Mayo, el P. Kentenich indicó que se debía recurrir al texto de la plática que él pronunció ese día y a la tradición viva de la Familia de Schoenstatt en Chile.

Santo es este lugar

Inicia la plática con una declaración solemne: "Santo es este lugar", refiriéndose a la elección de aquellos que María elige, sobre cuyos débiles hombros se impondrán santas tareas.
Es como si el ambiente del hogar nos rodeara en estos momentos, como si ángeles estuviesen en "medio de nosotros y nos dijesen: "¡Quítate el calzado, porque el lugar que pisas es tierra santa!" (Ex 3,5) Sí santo es este lugar y quiere hacerse más y más santo; tierra santa es ésta, porque la Santísima Virgen ha escogido este terruño; tierra santa, porque en el transcurso de los años, de los decenios y de los siglos, desde este lugar surgirán,crecerán, y trabajarán fecundamente hombres santos. Éste es un lugar santo, finalmente, porque desde aquí deberán imponerse santas tareas, es decir, tareas que santifican, sobre débiles hombros.

Una corriente de retorno

Ya al inicio  de su plática   menciona el P. Kentenich lo que más tarde, en la Carta a Monseñor Schmitz, llamará "cambio de circulación de sangre" al interior de la Familia de Schoenstatt.
Él había llegado al convencimiento de que la Santísima Virgen tenía planes especiales para su nuevo santuario y, con él, para los santuarios filiales. Desde ellos debía brotar una fuerte corriente de gracias, de ideas y de vida; una corriente de retorno hacia el Schoenstatt de origen y una contracorriente frente al colectivismo mecanicista.
De esta forma , desde el santuario Cénaculo de Bellavista, el P. Kentenich anuncia proféticamente
su llamado a emprender una cruzada contra el mecanicismo. Se trata de una corriente de gracias destinada a llevar abundantes bendiciones al santuario original.
Desde hoy así me parece tenemos que cuidar que, desde aquí , el nuevo Schoenstatt encuentre su camino de retorno hacia el Schoenstatt de origen. El torrente de gracias, que vino desde allá en la plenitud de la Tercera Acta de Fundación y que sigue derramándose, quiere volver a la fuente primitiva llevándole abundante bendición. Éste es seguramente el profundo sentido de esta celebración. Ella tiene un doble carácter: de obsequio feliz y de pesada misión.

Acepta una pesada carga 

Señala que está emprendiendo una misión de extraordinaria importancia para el destino de la Iglesia y de Occidente. Se trata de un nuevo envío: "a partir de este día".
Declara que es un honor poder ayudar a la Santísima Virgen a que ella pueda realizar su misión.
La trascendencia de la misión es enorme: ganar una poderosa influencia en los destinos de la Iglesia en el espacio cultural de Occidente.

Intercambio de desvalimiento,
disponibilidad y fidelidad.

Tanto la Virgen María como nuestro Padre están desvalidos ante la gran tarea. La Santísima Virgen necesita de instrumentos que le ayuden e igualmente los instrumentos sienten su pequeñez. Por eso el intercambio entre ella y nosotros.

...Llama la atención el profundo amor de nuestro Padre por María. Entre ambos existe una alianza de amor extraordinariamente cálida. En virtud de esta alianza, el Padre no sólo está ligado personalmente a la Santísima Virgen, sino que también se siente responsable por su misión.

La lucha personal en su juventud

El contenido de la misión que se le confía echa sus raíces en su propia historia personal. Él pudo experimentar profundamente la enfermedad que aqueja al hombre actual, pero también pudo experimentar abundantemente la sanación.
Todo es un don extraordinariamente grande que me ha regalado Dios: la mentalidad orgánica opuesta a la mentalidad mecanicista . Ésta fue una lucha personal de mi juventud. Dios me hizo vivir la lucha que hoy conmueve a Occidente hasta en sus raíces más profundas. Porque él me dio una inteligencia clara, tuve que pasar durante años por pruebas de fe. Lo que guardó mi fe durante todos esos años, fue un amor hondo y sencillo a María. El amor a María regala siempre, de por sí, esta manera de pensar orgánica.

Necesidad de derrumbar el muro del mecanicismo.

Cultivar un modo de pensar, amar y vivir orgánicos, condiciona esencialmente la vitalidad de la fe.
Ello supone vencer el mecanicismo. Esto es lo que el P. Kentenich quiere hacer ver en su respuesta a los obispos.
Señala nuevamente que este intento puede acarrear consigo graves consecuencias para él y la Familia: Misión de profeta implica suerte de profeta.

Impulsar una contracorriente

El P. Kentenich muestra cómo  Occidente camina hacia un precipicio. Su actitud no es tremendista ni pesimista. Él está animado por un realismo que detecta un derrumbe, pero, al mismo tiempo,está lleno de esperanza: está convencido de que Dios está actuando y que nosotros estamos llamados a cooperar con él.
Ante la necesidad de vencer el mecanicismo, el P. Kentenich recurre a los santuarios filiales, a fin de que éstos acudan en ayuda del santuario original. El paso que está dando, afirma, se asemeja al que dio el 20 de Enero de 1942. Se siente como David frente a Goliat.

Ella me pidió que yo le entregase todo

Si la Virgen nos necesita, entonces, dice el padre fundador, le entregamos todo: es un honor para nosotros poder ayudarla.

María nos regala su poder y su fidelidad

María es fiel. Ella nos ofrece su poder de educadora. Nos confiamos enteramente a ella y eso infunde paz en nuestra alma.


Mater perfectam habebit curam!

El P. Kentenich estaba profundamente convencido de que, si nos esforzábamos por tirar del carro de triunfo de la Santísima Virgen, ella cuidaría de nosotros y de su Obra, y la guiaría victoriosamente a través de las tormentas del tiempo.
Proclama así dos lemas que deben conducirnos en la lucha: Se trata de tu causa! ¡Glorifícate! ¡ se trata de tu misión, de tu tarea, ahora, por tanto, glorifícate tú y tu Obra!
La segunda consigna dice: ¡La Madre cuidará perfectamente!


En el otro, con el otro, para el otro

El núcleo de la misión toca de lleno la vivencia del Jardín de María, de la unidad de destinos entre el Padre y los suyos, lo que significó el 20 de Enero. La espiritualidad y pedagogía que se probó en el segundo hito de la historia de Schoenstatt, deben ahora traducirse y entregarse en forma análoga, en la pastoral y vida de la Iglesia.
Vencer la mentalidad mecanicista significa positivamente instaurar el organismo de vinculaciones, el pensar, amar y vivir orgánico. Esto es lo que el P. Kentenich defiende y proclama. Es lo que él está viviendo con su Familia. Por eso dice que él no quiere ser simplemente "un señalizador" en el camino: aboga por abrir el camino a una nueva forma de transmitir la fe y evangelizar, donde el encuentro de amor con Dios va acompañado y está mediatizado por el encuentro de amor en el plano humano. Esto se refleja especialmente en los párrafos finales de la plática.


del Libro :
Un Paso Audaz
El tercer hito de la Familia de Schoenstatt
P. Rafael Fernández de A.




















lunes, 30 de abril de 2018

Anécdotas y Reflexiones sobre la vida del Padre Jose Kentenich

AÑO DEL PADRE JOSÉ KENTENICH
(1968-2018)


PLENAMENTE HUMANO

......Los que conocieron al Padre Kentenich dicen de él algo similar. Constantemente repetía que la santidad verdadera se debe demostrar en la vida de todos los días, sobre todo en la relación con el prójimo y en la plasmación de los altos ideales en las cosas pequeñas. Él no era ni un romántico sentimental ni un soñador que construye castillos en el aire. Como sabio educador conducía a sus educandos hacia una ubicada visión de la realidad. Su gran capacidad intelectual, unida a las gracias con las que Dios lo asistía, hacían de él una persona que se destacaba entre los demás justamente por haber logrado en su propia vida, en forma magistral,esta síntesis entre ideales y realidad.
Un colaborador directo del Padre Kentenich que estuvo preso con él en el campo de concentración, el P. Fischer, en una oportunidad fue muy maltratado en la calle principal del campo. Los compañeros de prisión observaron que el Padre, que había visto el episodio desde la ventana de la barraca, no dijo nada acerca de ello, pero a su regreso de Dachau comentó: "Todas esas cosas las he sufrido en carne propia".
Así de cercano se nos mostraba él en cada circunstancia . Portador de un sano realismo, de una gran nobleza de espíritu y una gran capacidad de trabajo, vivía en cada momento regalando amor al prójimo e irradiando alegría salpicada no pocas veces de un delicado humor.


AMIGO DE TODOS LOS HOMBRES


....El amor al prójimo incluye esencialmente lo que San Francisco de Sales denominaba "pequeñas virtudes". El Padre Kentenich usaba a menudo esta expresión que concretiza el amor a los demás y lo integra en el actuar cotidiano del hombre.
A estas virtudes se las llama "pequeñas" porque son apenas notorias; sin embargo, son de mucho valor a los ojos de Dios y de gran importancia para la convivencia humana ya que son virtudes sociales. 
Al Padre Kentenich también le importaban. Solía decir que ellas deben integrar toda personalidad auténtica; pero a su vez agregaba otras que incluso elevaba al plano religioso:

  • discernir lo acertado de la opinión ajena.
  • disimular las torpezas y faltas de los demás.
  • sufrir y alegrarse con los otros; porque lo primero disminuye el sufrimiento y los segundo aumenta la alegría.
  • reconocer sinceramente una falta cometida.
  • hacer favores al que me resulta antipático.
  • adelantarse a los deseos del otro.


El no sólo hablaba de ellas sino que las practicaba. Un prisionero de Dachau que remendaba jergones junto con él, comentó: "Si alguien necesitaba una tijera, el Padre Kentenich era el primero en notarlo y en alcanzársela. Si sa caía una aguja de coser, era él - el mayor de entre nosotros - el primero en agacharse y recogerla."
En las actas de los testigos que se presentaron en el proceso de canonización puede leerse:
"Su modo de caminar, de parase y de sentarse nunca eran negligentes ni descuidados; al contrario, siempre disciplinados y armónicos. Era completamente dueño de sí mismo, también en los días en que el trabajo lo extenuaba... El mismo dijo que no hubiese sido capaz de soportar los rigores del campo de concentración, si antes no hubiese impuesto la disciplina de un estilo de vida austero.


PORTADOR DE ALEGRÍA

El Padre Kentenich cultivó y valoró la alegría porque sin ella el hombre no es armónico ni pleno.
El Padre Kentenich hablaba muchas veces del valor pedagógico de la alegría, solía exhortarnos a crear ambiente donde reinara una atmósfera de alegría acogedora.
El que practica la alegría como actitud fundamental en su vida,posee la llave para abrir los corazones de los hombres..
El Padre Kentenich anhelaba que cada familia y cada comunidad fuera un "jardín de alegría", porque Dios, por ser el Dios del Amor, es también el Dios de una alegría constante. Proclamaba que la alegría es un don del Espíritu Santo.
Una persona que visitó al Padre Kentenich en Milwaukee, comentó más tarde:
"¡ Qué alegría tiene ese Padre! Siempre está de buen humor. Su alegría surge del corazón y va impregnando cada acontecimiento de su vida. Se lo ve siempre con una sonrisa y con ganas de hacer bromas. ¡ Y cómo atrae a los niños! En su trato con ellos se manifiesta de un modo especial esa alegría contagiosa!

Oración escrita por el Padre J. Kentenich a la Ssma Virgen:

"Querida Madre:
Tú eres la única persona auténticamente humana. Al crearte, Dios nos regaló, en vistas a s u Hijo, una imagen del hombre tal como Él desde siempre lo había pensado, un hombre armónico y equilibrado. Tú eres el concepto incorrupto de la esencia y grandeza de lo auténticamente humano. ¡Que alegría poder tenerte como modelo!"


SU EUCARISTÍA DIARIA, EL GRAN ENCUENTRO CON DIOS

Para el Padre Kentenich la Santa Misa era su fuente de fuerza y de luz para cada día. La consideraba el punto culminante de la filialidad, el momento en el que - con el peso de nuestra culpa - vamos con Jesús y en Él, al Padre. En 1928 agregó: "Vamos también con María, nuestra Madre", porque la Santa Misa es una renovación del Gólgota .
La celebración de la Santa Misa era para él el momento culminante del día. Quienes participaron de ella, pudieron observar con qué concentración el Padre celebraba los sagrados misterios. Se tenía la impresión de que "Dios estaba con él y él estaba con Dios"
El Padre demostró la importancia que para él tenía la Santa Misa al postergar las decisiones importantes hasta después de haberla celebrado.
Así lo hizo por ejemplo con la difícil decisión que tomó el 20 de enero de 1942 en la cárcel de Coblenza.
"Cuando está en el altar parece estar en otro mundo; sus gestos tienen alma."
Su fe heroica en el amor de Dios era la fuente de la cual brotaba su fuerza para sobrellevar valientemente la cruz. La pregunta en torno a la cual giraba su hablar, su pensar y su actuar era: ¿ qué es lo que le da- aquí y ahora - más alegría al Padre ? Y según ella se entregaba incondicionalmente a los deseos del Padre Eterno. En eso consistía para él, según sus propias palabras, la "genialidad de la ingenuidad".

Frases del Padre José Kentenich para reflexionar:

"El sufrimiento en nuestra vida es la gracia más grande."


"Si le regala continuamente su corazón a la Ssma.Virgen, saldrá airoso de todas las pruebas"


"Sea usted un milagro de confianza.".


























  


jueves, 15 de marzo de 2018

Los principios de la educación


AÑO DEL PADRE JOSE KENTENICH
(1968-2018)

Los principios de la educación:








"Educación" es un término clave en la espiritualidad de Schoenstatt y en la labor del Padre Kentenich. Prácticamente no hay nada en la espiritualidad schoenstattiana que no presente una dimensión pedagógica. Ya el joven Kentenich, si bien brillante alumno, tuvo problemas en la escuela porque se rebelaba íntimamente contra la pedagogía  de la época. Comenzó su propio trabajo docente reformando la pedagogía.

Cuando en 1912 fue designado director espiritual en el seminario menor de Schoenstatt,  formuló enseguida su programa pedagógico como sigue: "Bajo la protección de la Santísima Virgen queremos aprender a educarnos a nosotros mismos para llegar a ser personalidades firmes , libres y sacerdotales.

En la década del veinte, del treinta y en los primeros años de la década del cincuenta, el P. Kentenich dio una serie de cursos pedagógicos que representan un desarrollo fundamental de la espiritualidad de Schoenstatt. Por entonces se los llamó "cursos para acompañantes espirituales". Fueron interrumpidos por la persecución nazi, la guerra, la prisión, los viajes internacionales y finalmente el destierro.

No asombra entonces que el P. Kentenich llamase a Schoenstatt un "movimiento de educadores y de educación".

...En nuestra pedagogía distinguimos estrellas orientadoras y formas fundamentales.
Las estrellas orientadoras son:

Pedagogía de ideales,
pedagogía de vinculaciones,
pedagogía de alianza,
pedagogía de confianza y
pedagogía de movimiento.

Las formas fundamentales de nuestra educación se expresan en los tres mensajes de Schoenstatt:
el mensaje de la fe práctica de la divina Providencia,
el mensaje de la alianza  de Dios con la creatura y
el mensaje del entusiasmo por la misión que Dios nos confía.

Estas formas fundamentales se traducen, en la labor pedagógica, en 
educación en la fe,
educación en el amor y
educación en la misión o apostolado.

1. Pedagogía de ideales
La pedagogía de ideales como pedagogía de actitudes.

2. La Pedagogía de vinculaciones
Ofrece  una solución a la desvinculación , al completo desarraigo y carencia de nido que padece el hombre actual . Esta pérdida de vinculaciones es fertilísimo caldo de cultivo para la generación y desarrollo del hombre colectivista. 
Existe un organismo de vinculaciones en el orden natural; en el orden sobrenatural, y los organismos de vinculaciones natural y sobrenatural se hallan en una interrelación clara, querida y modelada por Dios.
La vinculación a personas. La relación fundamental existente entre educador y educando.
Debe existir una relación profunda entre educador y educando, el educador debe estar arraigado al mundo sobrenatural , en el plano del más allá , en Dios , de modo que pueda plantear sus exigencias en nombre de Dios y lograr una respuesta de parte del educando en virtud de ese vinculo virtual entre ambos. Si no se dan esas condiciones se nos hará imposible fijar exigencias a nuestros jóvenes.
La vinculación personal brindará al educador lo que hace una década designamos como "comprensión enaltecedora": al abordar las debilidades y dificultades del educando con esa comprensión , lograremos encontrarles un sentido para su proceso de maduración y crecimiento. La comprensión enaltecedora cree en lo bueno que hay en el alumno, cree en su originalidad y misión personales.

3. La pedagogía de la alianza 
La pedagogía de alianza apunta a dar respuesta al anhelo de nuestro corazón y a superar concretamente el deísmo, el fatalismo  y el transcendentalismo.
El deísmo sostiene que en verdad Dios creó el mundo, pero que ya no se preocupa por él. 
De este modo se niegan los cálidos lazos personales entre Dios y el hombre.
Recordemos que apostasía es ruina. Se ama no a la persona de Dios sino a su idea. 
Dios no es una mera idea es un ser personal , un Dios de amor infinito que busca hombres a quienes amar. Dios crea a los hombres para que éstos lo amen y amen lo que él ama.

4. Pedagogía del movimiento
Donde florece vida auténtica  existen continuas tensiones, hay mareas altas y bajas; incluso a veces las aguas pueden desbordar. Así  fue siempre entre nosotros y así seguirá siendo.

5. Pedagogía de confianza
La pedagogía de la confianza da libertad incluso en situaciones en las que aumentan las dificultades; se afirma y confía no solo en lo bueno que hay en el ser humano y en la ley de las tensiones  de la comunidad , sino también en la guía de la gracia divina. Todo esto ha sido tenido cabalmente en cuenta en nuestra corriente del padre y de la obediencia.
La Cabeza de la Familia ha sujetado firmemente las riendas en su mano.
Hubo momentos en los que alguna tensión fugaz hizo estremecer el cuerpo de la Familia. 
Contemos pues con un mundo futuro de flexibilidad y cambio, no de formas rígidas. Por eso  dicho mundo no podrá prescindir de la pedagogía  de confianza y de la pedagogía de movimiento. También la Iglesia, por su propio beneficio, habrá de confrontarse tarde o temprano con esa realidad. Incluso hoy mismo parece estar frente a tal necesidad.

del Libro Kentenich reader.
Tomo 3
Seguir al Profeta.

Secretariado Padre J. Kentenich
Santuario de la Virgen de Schoenstatt
San Isidro.